Aventura blanca

El segundo día de nuestra estancia en Chile el plan fue cumplir el tan anhelado y esperado paseo a la nieve, con no mucha preparación, nos fuimos a descubrir la montaña.  El peque llevaba varios meses soñando con el momento de disfrutar un paisaje blanco y suave y no cabía de la dicha de pensar que por fin había llegado el día.  No imaginaba, sin embargo, que aquella suavidad esperada no sería tal. 






El paisaje en efecto era blanco reluciente, lo empezamos a disfrutar en la curva 12 o 15, pero no era tan suave como lo esperábamos, así que después de algo de frustración, volvió la diversión, trineo, andarivel, tubing, un tanto de todo. Incluso, por la velocidad del trineo y mi falta de pericia, casi pierdo la cámara... nada que Pancho no solucionara, claro, pero un toque de angustia, sí.  Igual, salimos ligeramente heridos, la nieve hecha hielo raspa y las caídas fueron varias... pero todo bajo control, una jornada de parque que repetiríamos felices porque sin duda estuvimos de maravilla.  En lo alto de la cordillera empezamos a identificar que junto con un par de compatriotas y algunos argentinos, tendríamos vacaciones en compañía de muchos brasileños, los encontramos por doquier y dado que eran mayoría, nos hablaban todos en portugués, ignorando incluso que yo respondía con cara de asombro y pedía instrucciones en español, claro y fuerte... no era suficiente, me convertí en una más. 










Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―