Atrás quedaron las vacaciones

Tengo acumuladas cientos de fotos y varias historias de nuestra aventura chilena en 9 días de vacaciones. Aprovechamos lo que más pudimos, sin desperdiciar espacio para ver tantos sitios bonitos que están en todas partes en ese lindo país que siento como propio.  La ilusión de la nieve para el peque fue máxima y la curiosidad por el desierto, igual. Mucha emoción en el ambiente y mucho frío también... Todo, absolutamente todo, nos gustó y sorprendió.  Nos divertimos en cantidades y volveríamos a disfrutar tan lindos paisajes con más calma, fueron días de disfrute máximo, de vacaciones y desconexión! Ahora, queriendo inmortalizar los buenos momentos que hemos pasado intentaré recordar algunos detalles, poco a poco... una sola entrada sería muuuy larga.
El litoral de los poetas

El nombre de la zona ya me parece encantador y los paisajes majestuosos, adoré el Pacífico quizá como vez primera. Definitivamente me gusta el océano y su personalidad invernal. La primera parada de nuestro recorrido fue en Isla Negra, no entramos a la casa de Neruda porque ya la hemos visitado antes, pero sí disfrutamos la playa. Tuvimos suerte porque el día estuvo despejado y pudimos maravillarnos con los azules del paisaje, aquellas imágenes que seguramente inspiraron a los poetas.  La jornada tuvo minutos de aprendizaje de seres marinos,  entre rocas fuimos conociendo quiénes habitan allí, qué queda de ellos y toda la vida que ronda por ahí.






Partimos a Santo Domingo pero pasamos antes por San Antonio que aunque no es un bonito lugar, sí es interesante por el puerto, quizá más grande que Valparaiso. Santo Domingo es lindo por sus casas, jardines y calles, la playa es fantástica porque está llena de piedras y también hay unas rocas misteriosas sobre las que no supimos mucho, no hay información en la zona y no he hecho aún la búsqueda para saber de qué se trata, pero son llamativas y seguramente guardan una historia que bien valdría la pena conocer. Sin embargo, en medio de la ignorancia, en nuestra estadía playera, nos dedicamos a correr un tanto y a entretenernos escalándolas.  Dedicamos el tiempo a lanzar piedritas en un ambiente amenizado con el canto de los pájaros y el sonido del viento.







Valparaiso
El paseo del día terminaría en Valparaiso, último destino para un primer día maratónico.  Aunque en enero ya habíamos visitado los cerros, siempre es lindo descubrir nuevos colores y vistas sobre el puerto, así que sin pensarlo mucho arrancamos para allá.  No nos arrepentimos.  Estaba bastante lleno, así que tuvimos que dejar el auto abajo y subir en ascensor, desde ahí comenzó el plan. Hicimos una pausa en un lindo local para almorzar y aunque la música era bastante melancólica, pasamos un buen rato, de los mejores para el peque porque probó un delicioso helado artesanal de manjar banano... su favorito hasta ese momento. Valparaiso es de contrastes, pero me gusta mucho. 













Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―