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Mostrando entradas de diciembre, 2024

Jueves, día seis

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Estrasburgo me está haciendo muy feliz. Mucho. Ayer salió el sol desde muy temprano y salimos también a pasear, a buscar belleza por ahí, en cualquier rincón. La ciudad es encantadora. Alquilamos auto y dimos vuelta por la city, recorrimos un parque temprano, verde, con algunos árboles que conservan sus hojas. Vimos algunas florecillas apareciendo entre las ramas. Fuimos al centro, caminamos la Petite France, nos mezclamos con la gente, los turistas, la multitud. El sol de invierno pegando fuerte parece calentar un poco, no es tan así, pero se siente poderoso y la sensación es maravillosa… Comimos salchicha con chucrut y tomate, acompañamos con crepe de nutella y banano, un auténtico disfrute. No sé si es lo mejor que hemos podido elegir, pero era mercado navideño y estábamos antojados. Volvimos al apto para una breve reunión —ah, el apartamento resultó estupendísimo—, preparar almuerzo, una pausa. Asustamos al vecindario entero, tuvimos ayuda para apagar la alarma contra incendios, el...

Bajo el cielo parisino

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Ayer me quedó faltando la tarde del domingo, el segundo día en esta ciudad majestuosa que me está gustando cada día más. Luego de Versalles y en medio del viento y la llovizna ligera que no se decidía a desaparecer, nos encontramos de frente con la imponente silueta de la torre Eiffel. Estuvo grandioso. Nos pareció enorme, esa simple estructura metálica de hierro nos pareció genial. La emoción fue como la primera vez o quizá más, la recordaba, sí, pero creo que superó lo que ha habíamos imaginado. Además sentir la emoción de toda la gente que se acercaba fue más increíble todavía. El sonido del viento, más las risas y las conversaciones animadas de los  fucking  tourist, le dieron un toque muy especial a esa visita. Emoción, admiración, la lucha contra el viento que se llevaba nuestros paraguas... nos sentimos diminutos al mirar hacia arriba. La recorrimos por un lado y por el otro, no subimos, pero igual fue fantástico.  Ignoramos la inclemencia del clima en ese ins...

Al calor de la lluvia y el viento

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Nuestro segundo día de vacaciones tomó un rumbo particular.  Después de doce horas de sueño, luego de habernos maravillado con librerías, floristerías, cafés y demás lugares con encanto vistos y visitados el primer día, empezamos con drama de por medio. Valga decir que tuvimos un desayuno de reyes con frambuesas, frutas de estación, huevos al gusto y los mejores quesos sobre un baguette recién salido del horno. Pero, luego de esto comenzó la presión por salir, llegaríamos tarde a destino, lo único planeado y teníamos que llegar a tiempo. Corre, corre, malas caras por salir apresurados, encontrar la estación sin máquina que vendiera tiquetes para el metro, devolvernos, correr más, comprar, esperar, subirnos al metro, llegar a la estación.  Aire de desesperación. Entrar por un lado, devolvernos otra vez, entrar por otro lugar, correr, correr más, llegar dos minutos tarde. Perder el tren. Luego del instante de frustración, no tuvimos más remedio que esperar el siguiente y una vez...

Primeras impresiones

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Mi estado ideal para terminar el año es estar de paseo, ayuda a sortear la locura de diciembre, también a saltarse el aburrimiento de la rutina. Ver el mundo y compartir sentires conociendo nuevos destinos me ha gustado siempre, cada vez más. Así que si, hemos dejado la city y bueno… Acá estamos: París, por fin. Volví. Conocí la ciudad en el siglo pasado, con lo cual me acuerdo de poco, poquísimo, lo emblemático. Pero quizá... Todo sigue igual, sigue siendo lindo.  Nunca se vuelve al mismo sitio con los mismos ojos, dicen por ahí, y en efecto, creo que esta es otra experiencia. Llegamos entusiasmados con estos días que nos hemos tomado. También muy abrigados. Cambiaremos de panorama y como escribir las vacaciones, casi siempre, me ayuda a que ocurran una y otra vez -o un poco así- las dejaré documentadas a mi manera. Me gusta contarme los días, disfrutarlos en vivo y en diferido. Intentaré una historia de familia que avanza caminando, explorando, con pausas e inflexiones cómicas,...

Diez de diez, o casi

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Llegó diciembre, se vivió… está por acabarse. En un suspiro se está yendo, con sus lucecitas, su congestión, su tiempo seco. Se acaba con la firma de un muy breve e intenso contrato de trabajo -con lo cual se liberan nudos y un poco de tensión-; con el cierre de la temporada de celebraciones cumpleañeras -en un restaurante que no estuvo mal, pero que tampoco fue de lo mejor, aunque el postre brilló-; con las urgencias previas a un viaje, entre la ansiedad y la emoción, cruzando dedos para que todo salga como se espera o mejor.  Comenzaron las vacaciones, las escolares y el paseo, y antes de partir a nuestro destino hubo estrene de look para el joven y también una reunión del nuevo trabajo previo a la salida. Nos tomó una hora llegar al aeropuerto, pudo ser mucho más. Llegamos cómodos y pagamos un precio razonable. Todo en orden aun cuando a Pancho casi lo dejan en migración… pues no, no tan así, pero le habían hecho un ingreso equivocado en alguna entrada al país… como turista...

Rutas y recuerdos

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Que la cabra tira pal monte, que siempre hay algo que impulsa a subir, que el ascenso promete más de lo que da y que la velocidad, como el café, ayuda a la productividad. Y claro, que después de la quietud del finde, hay que estirar los músculos, aunque sea un poco. Con esas ideas flotando, arranqué la ruta de la mañana de ayer. No hubo monte, ni de cerca, y la velocidad brilló por su ausencia, pero aun así, avancé unos kilómetros. Y con cada paso, mi mente se despejó al ritmo de canciones que ya son como viejas amigas, esas que me han acompañado desde la prehistoria y de las que me sé en una y varias versiones, ignorando a veces la original. La tarde anduvo ocupada, tareas de última hora y de primera también. Fue un torbellino de tareas urgentes, pendientes, de esas que parecen existir para que no se me olvide que no debo tomar respiro. El cambio inesperado del proveedor de internet, las ventanas completamente abiertas y el vértigo asociado. Desde que nació el chiqui tenemos un tope q...

Sábado al sol

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Fue ayer. Estuvo lindo. Un recorrido corto, pero congestionado, aun así llegamos con media hora de anticipación, demasiado pronto para mis estándares, pero Pancho evita a toda costa ser impuntual. Esta vez, curiosamente, no fuimos los primeros. Encontramos el lugar del evento y de repente un manto silencioso entró en escena. En medio de este valle de lágrimas en el que se convierte la city en un sábado decembrino, llegamos a un jardín enorme en un ambiente sereno, fue como llegar a un oasis de calma. Dimos un paseo corto descubriendo flores, saludamos por aquí y por allá y luego empezó el espectáculo. La amplia gama de colores, los milagros del vino, la magia que flotaba en el aire, el enamoramiento, los varios mojitos, los trocitos de salmón ahumado… la buena onda, los amigos, la familia, los pétalos al viento, las burbujas, la algarabía y el festín. Las declaraciones de amor y los agradecimientos. Pasamos toda la tarde al sol hasta llegar a las horas de oscuridad iluminadas con luna ...

Común y corriente

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Segunda semana de diciembre, la cesantía se lleva con estilo, si señores, se mantiene todavía… y se mantendrá. Que todo es terrible dicen por ahí, pero que nada es muy grave también; que no hay que exagerar, que qué más da que todo resulte insólito; que nada será de blanco o negro, sino todo lo contrario; que lo importante es conservar la esperanza, que todos los males que azotan al mundo agobian a cualquiera, pero en fin, por acá estamos y, por lo pronto, seguiremos también.  Esta semana he paseado por el centro. He subido un par de cerros, uno urbano, otro más silvestre. La Candelaria, las Moyas, Usaquén, el parque el Country y Santa Ana son algunos de los escenarios en los que me he movido. La Candelaria resiste vibrante y viva. El country se ve como un antejardín desde las alturas, Usaquén parece que se quedará en obra lo que me queda de vida; el ascenso en Santa Ana es suficiente para que el corazón lata con fuerza y las Moyas, bueno, la dicha del páramo en la city es lujo tot...

Romantizando la vida

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Me encanta caminar, especialmente en medio de la naturaleza, aunque los recorridos urbanos también me fascinan. Hoy anduvimos en un destino que conocí comenzando mes y que se ha vuelto insuperable con mi compañía favorita. Así́ fue el paseo de la mañana, un recorrido de poco más de 6 km de ida y vuelta, con una vista panorámica y majestuosa. Dejamos el auto a la entrada del cerro para comenzar la caminata, un ascenso ligeramente exigente de poco más de una hora. Subimos lentamente, descubrimos olores, sonidos, conversamos y conquistamos la cima. Nuevamente me encantó el paisaje, otra vez el viento helado hizo presencia, de nuevo me subí a las rocas. El páramo nos regaló mini frailejones y otros ancestrales, arbustos repletos de agua, su bosque y su melodía particular, algo de su silencio y su inmensidad. El trayecto estuvo súper, verde muy verde, eucaliptos, flores miniatura, pájaros al vuelo… el descenso fue entretenido y desafiante porque aceleramos el paso. Llegamos al punto de pa...

No sé qué decir

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  Y un día cualquiera … suspensión. Soy de esa gente que camina por las calles con curiosidad y fascinación, pero hago pausas. Mientras navego a través de la incertidumbre, me sumerjo en el olor del café, muerdo una galleta de chocolate con sal marina y fantaseo con la idea de convertir mi blog en un libro… por petición popular (mi madre hace por un pueblo entero) creo que tendré que escribir algo más para que sea realidad. Dos mil veinticinco pinta entretenido, diferente, va a ser un año dulce y quizá sublime. Tal vez rescate lo importante y bonito de la historia que me ha tocado, lo no tan importante también, los caminos sorprendentes que he recorrido y algunas anécdotas y vidas imaginarias por las que atravieso de cuando en vez. Sí.  

Ni tan mal

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Sábado de velitas, vino y empanadas. Una tarde de agradecimiento e ilusión. Un finde sabanero perfectamente ambientado con su sol brillante, su frío y su viento helado. El viento que no parecía muy fuerte decidió enfurecer de un momento a otro y lanzó a volar la carpa que alegremente habíamos instalado para cubrirnos del sol. No quedó rastro. El jardín repleto de florecitas y de muchos insectos que comen hojas y pétalos… y acaban con mucho de lo que hay, pero dejan algo de color. Un árbol repleto de frutos que caen aplastando los seres minúsculos que circulan a la sombra. Un árbol que da sombra.  Una jornada en la que me he dedicado a estrenar la maravillosa casita de cristal, a leer por ratos, a ver una serie de principio a fin, y sería todo. La quietud se apoderó de mi y creo que sabré perdonar la vagancia, a veces se siente bien. No todas las decisiones que tomo han sido acertadas, pero este par de días tuvo flores, nos reencontramos con amigos queridos, abrimos una botella de v...

Esencial

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Primera semana de diciembre, cesantía con estilo y celebraciones cumpleañeras pendientes, ja! Ha sido un no parar. Después del cerro del domingo, el cine comenzando semana, los recorridos primaverales al parque desde muy temprano, desayunos gourmet, tinto de verano, postres exquisitos, menús extendidos, luego de vagabundear sin rumbo por las calles de la city, llegó el cierre con una cena muy conversada. Reírme, pensar, sentir, cansarme y reflexionar.  Luego de varios meses de múltiples urgencias y plazos perentorios, ratifico la noción de irrelevancia de algunos asuntos y confirmo la importancia de aquello que es vital de verdad, tener amigos y contar con la familia. Le puse corazón a estos primeros días sin trabajo. Me sentí con energía, llena de esperanza, de confianza. No tengo la certeza del camino correcto, supongo que será la vida misma la que me irá dando respuestas, pero siento a veces que estoy en el lugar apropiado con gente querida que me entusiasma y an...

Las Moyas

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Rondan los veintipocos y yo los casi cincuenta, aun así un plan en su compañía es increíble. Divertido. El domingo pasado madrugamos a la montaña, un nuevo rumbo que me fascinó.  Un bosque encantado, un ascenso suave, pero desafiante en algunos puntos. Una historia a muchas voces, narración colectiva con la que hilvanamos una idea de guianza mientras llegábamos a destino.  Estuvo genial. Es que los cerros no paran de sorprender, no solo es la ausencia de ruido, son los sonidos del paisaje, los verdes de todos los colores, el pájaro carpintero que apareció aunque no lo vimos, las rocas y sus misterios, la sensación de frío. Me encantó la sencillez, me gustaron las risas, me quedo con los pasos al aire libre y con este equipo que me impulsa y me divierte. Y bueno, qué mejor que aprovechar los días ahora, con el bonito cielo de un diciembre que comenzó luminoso. Fui muy feliz.