No sé qué decir

 Y un día cualquiera … suspensión.

Soy de esa gente que camina por las calles con curiosidad y fascinación, pero hago pausas. Mientras navego a través de la incertidumbre, me sumerjo en el olor del café, muerdo una galleta de chocolate con sal marina y fantaseo con la idea de convertir mi blog en un libro… por petición popular (mi madre hace por un pueblo entero) creo que tendré que escribir algo más para que sea realidad. Dos mil veinticinco pinta entretenido, diferente, va a ser un año dulce y quizá sublime. Tal vez rescate lo importante y bonito de la historia que me ha tocado, lo no tan importante también, los caminos sorprendentes que he recorrido y algunas anécdotas y vidas imaginarias por las que atravieso de cuando en vez. Sí.  



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