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Mostrando entradas de noviembre, 2024

En las sombras

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Acepto mi destino mientras veo caer la lluvia. Con mi forma de ir por la vida, sentada con un café caliente, escribo una carta en mi mente y me llegan las palabras de respuesta en segundos. Dejo ahí, mejor. Me concentro en los otros clientes del lugar. Hay mesas y mesas. Gentes y gentes. Veo dudas, contradicciones, miedos. Algunos solo están pasando un buen momento. En una esquina hay una mujer divertidísima, habladora. Estoy rodeada de historias. Aunque todo en el tiempo sea un silencio, seguro que hay más de una historia por acá que merece ser contada. Con tan solo una palabra, una mirada, una imagen, a veces trato de descifrar quién está al lado. Es uno de esos días mágicos en los que me pongo a pensar. En libertad. Diferentes maneras de entender la vida. Quería permanecer inmóvil un rato más, pero la lluvia empieza a disiparse y una vez más, llega la hora de volver a la realidad. 

Experiencia intima

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La esencia de la brisa que impregna el ambiente junto al latido de un corazón que trasciende son la emoción del trayecto. Las palabras y los pasos actúan como refugio. Me permiten bailar, hablar, decir verdades, imaginar futuros, reconstruir pasados. A través del lenguaje y del movimiento veo más allá de la mirada, calmo la noche, aprecio la música, siento la vulnerabilidad del cuerpo. Avanzo y siento expresiones que son sonidos, los de las cosas que ocupan la ruta en la que me muevo, un desplazamiento que trae recuerdos, memorias que llegan nítidamente y alumbran el camino. Vuelvo a lo que ocurrió y todavía persiste.

Domingo urbano

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Salimos preparados para la lluvia, pero resulta que nos tocó día con sol, despejado, con el cielo más cerca. Nos fuimos de matiné con el joven a ver una peli del ciclo de clásicos en la Cinemateca. Una con personajes oscuros y retorcidos, una del siglo pasado. El plan anduvo de maravilla.  Desde el trayecto en transmi, en el que la ruta cambió, pero fui llenándola de  recuerdos, paisajes y caras del ayer mientras le contaba al chiqui cada uno de los sitios emblemáticos que le he repetido ya varias veces, pero de los que poco se acuerda. Escenas  lejanas que me envuelven en ese recorrido tan repetido, el retorno de las experiencias y aventuras de mi  día a día hace algún tiempo...  avanzamos entre la sorpresa del presente, con la calle rota por el metro que algún día tendremos, los flashazos del pasado y le sumamos algo del futuro que asoma.  Caminamos el centro, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Nos entretuvimos, tomamos cafecito, conversamos y...

Decisión

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Me acompaña un dolor ligero y constante en el pie izquierdo. Lo ignoro siempre, pero cuando decido arreglarme las uñas, recuerdo que está ahí. Sigo esperando alivio sin mucho hacer. Pensando que mágicamente desaparecerá, como mágicamente creo que espantaré todas las cosas que no me gustan. Algún resquicio será suficiente para que los malestares se esfumen. Por eso avanzo confiada, llena de ilusión, con la esperanza como defensa, sin que la sonrisa desaparezca. Aunque a veces cuesta, muchas veces funciona.  Me siento aliviada. Me repito como un mantra que todo estará bien, es mi opción, la única a la que le doy cabida. Y bueno, han llegado otros tiempos, pero soy, como soy... como todos.  Más o menos parecida y completamente diferente a los demás, así que estos tiempos se asumirán, como se han asumido todos y con suerte... cada asunto mejorará.  Como mejora el pie cuando tengo las uñas lindas.

Lugares abiertos

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A veces el día se levanta lluvioso y decido desafiar al frío. Mirar al cielo, encontrar matices y claroscuros. Descubrir extraños tesoros bajo los árboles y pisar hojas color naranja. Me gusta resolver la vida siguiendo las nubes, también ver mi reflejo en el agua. Oír la lluvia sobre los pétalos de las flores alarga el tiempo fugaz y me impulsa a estar presente en el entorno sin pensarlo mucho. Sin darle vueltas. A veces la brisa se intensifica y siento el baile de los sauces. Toda la vida viéndolos y me siguen gustando. Me gustan siempre. Ocasionalmente la densa capa de neblina invade el ambiente, me preparo un café. Una taza de cappuccino perfecta, con su espumita y su dulzor, en su punto justo y a la temperatura ideal. Otros días el aire está muy limpio y el azul tiene un brillo profundo. En días así, percibir la inmensidad de vida que flota alrededor no deja de sorprenderme y fascinarme. La belleza de las cosas sencillas, de lo cotidiano en la naturaleza hace que logre el equilibr...

Diariamente, a veces

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Como cada despertar me llega el canto de los pájaros  y al fondo algún ruido de la calle  más cerca el olor al café recién molido y el asombroso color del desayuno servido   Como cada mañana laboral esas gentes transparentes en el anonimato que se mueven en la nada infinita con el cielo apenas nublado y el viento enmudecido van y vienen, veloces en un solo sentido   Como cada mediodía de pausa cuando aparece una sombra lánguida entre el gris furioso del aguacero que la suerte avisa y se cuela entre los muros, muy atrevido salpicando imágenes de lo que está perdido   Como cada tarde cuando las horas se diluyen, se confunden y difunden en recovecos alejados de la luz crean un sueño flotante y escondido con la sensación de haber sobrevivido   Como cada día que desaparece  y se sienten las voces aquietadas y los instantes arrastrados  el brillo se desdibuja en un negro inventado despidiendo el mo...

Todo o casi todo

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Pinceladas de luces, explosión de caricias, inventario de voces Un camino una y mil veces recorrido El pasto de la pradera en un sinuoso ascenso Rocas, flores, jardines exuberantes regados de verde y ahora, desde la ventana me encuentras rescatando los restos del domingo como quien no quiere que se escape furtivo. No dices nada te concentras en las nubes pasajeras que yendo de ningún sitio a ninguna parte dulcifican lo amargo, las sombras de la tarde Un susurro se convierte en sosiego en el corazón lo esencial, la deriva…Y si, a veces, las cosas salen bien Nuestras vivencias y sentires, también.  

Desapercibida

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Primero fue el silencio. Una cara inexplorada. La luz que la perfilaba se quedó en los márgenes y se difuminó cual nube Envuelta por el aire que la protegía imbatible e invencible. Leyó su ausencia, abrazando desde dentro Contempló desde fuera la vida sin ella, pero De cada huida hay un retorno, o dos, una luz que la devuelve. Y sí, regresó, sabiendo que no la esperaban, pero regresó. Se supo diferente, repleta de rarezas y aceptó la incomprensión. Y volvió, diciéndose que no volvería, pero volvió. Posó la mirada, encontró su dulce cotidianidad, entendió que jamás sería sombra. Quedó a la suerte de la vida, sucediendo sin propósito. Pero limitarse solo a lo posible no fue su opción. Imaginó nuevos futuros, y también presencias. Esperó las excepciones. Confió.

Un domingo muy domingo

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Llevamos casi una semana de lluvias, las nubes gordas y cargadas han llegado para llenar los embalses y para quedarse, pero ayer, ayer después de mucho desearlo, dieron un poco de tregua en el campo y tuvimos tarde grisácea, pero seca. La compañía y la buena onda irradiaba la luz que necesitábamos, todo un lujo. Fue una tarde de celebración de cumple con mis amigos peligrosos en familia. Pocas veces nos encontramos todos y estuvo lindo. Compartimos emociones y sonrisas, uno que otro recuerdo también y confirmé que soy un tanto extraña para mí, la mirada de ellos me ve de una forma que no percibo mucho. Quizá nos pasa a todos, pero me ven lindo y me quieren, así lo siento.

Un paso fugaz

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El paisaje maravilloso de hace un minuto fue provisorio, duro un instante fugaz en el que la ilusión me empujó a una puesta en escena exterior. Pero el sol se ha quedado enredado tras las nubes, atrapado por el nubarrón que se resiste a abrirle paso. Hoy quisiera que al menos un rayito se asomara, que el azul íntimo que aparece de cuando en vez, ayer sin ir muy lejos, brillara intensamente.  

El sol y el verde de nuestras vidas

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Vengo al campo y acabo emocionándome por lo mismo de siempre, lo veo diferente, lo siento especial cada vez que me dedico a contemplar. Sigo celebrando. Esta vez con postre y menú regular. No siempre sale todo según la receta. Pero nuestros corazones encendidos de amor bajo el brillo de la mañana y las copas de carmené, disfrutaron, obvio que sí. Así son los sábados, mágicos y misteriosos. Las nubes se instalaron después y dejaron lo mejor de sí por estos lados, pero con sutileza y amor, nada espantoso. Luego el sueño que perseguimos, el descanso de la tarde, abrigados, leyendo, viendo pelis, viendo caer la lluvia, repasando fotos…. Esta magia merecería más palabras, pero quizá prefiero dejar un par imágenes. 

De cuando empezó la celebración

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A veces es necesario un día de paréntesis y qué mejor que escoger el del cumple. Una mañana que comenzó con luz de vela, torta de chocolate frambuesa y muchos regalitos, continuó con desayuno de celebración -con menos de los tres gatos habituales- y siguió libre de planes. El único propósito de la mañana fue disfrutar el verdor de la montaña después del aguacero y del cielo que empezaba a brillar en medio de los rayos de sol mentirosos que en cualquier instante se podían esconder tras las nubes gordas. Eso, mientras avanzaba la vida real. Pasado el mediodía cumplí una cita para almorzar platos de la tierrita, todo un mosaico de sabores típicos que no dejó espacio para el postre. Tardecita de vino, más torta y otros varios regalos y noche de cine para terminar. Un drama de peli que me hizo derramar lágrimas, pero me gustó, fue el regalo del joven, quien parece querer ver todas y cada una de las películas que salen. Abandoné la rutina opaca del constante laborar que a veces quita el aire...

Todo sucede tan rápido

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Cuarenta y muchísimos. Un escalón más. Nací hace 48 años. Una enorme cantidad de pasado sigue acumulándose en mi historia, pero a pesar de todo este tiempo, no lo noto, no mucho... Dejé de crecer hace tantos años, quizá es eso, bueno, más o menos, mi nariz no se detiene, ha alcanzado un tamaño ya de medio siglo, se adelantó por su cuenta. Los años pasan por el cuerpo y por la mente de formas diversas. Cumplo uno más y me voy lejos recordando. Memorias, infancia, el discurrir de los días, las ilusiones, las ausencias, el amor, la familia y los amigos, todo suma y se confunde. Las cosas me han ido bien. He tenido suerte y, a pesar de los tropiezos, más de una vez el azar me ha sonreído. Así pues, que estoy contenta, alegre y agradecida, llego a los cuarenta y ocho dándole un poco de sentido a este transcurrir, bien acompañada y sintiéndome muy querida. Muchas sorpresas y cambios en el último año, abrazos, sonrisas y unos cuantos pasos. Subrayaría algunos momentos estelares del año que te...

Bajo el agua

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El cielo conversando, queriendo decir algo que en breve se caería  El cielo me hablaba Lo vi deshacerse, caer a cántaros  Luego una infinita sucesión de gotas Era el poema, la justicia natural, no había más Afinar la mirada y observar a los animales al vuelo, que escapaban, ocultándose aprendí a buscarlos entre las ramas, descubrí sus formas y colores Después imaginé brillos y con ellos los pétalos al viento  las figuras en las hojas y sus palpitaciones con la brisa  Entendí el ritmo y su luz Esperé por si venían las nubes otra vez Qué rápido pasa la vida, pensé Y qué complicada la hacemos, también.

Viejas sombras

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Caos -poderoso e inmenso-, estruendo. La vida entramada. Es posible no ver exactamente la salida. En momentos como éstos, soltar el control: ACERCARSE. Tomar lo esencial, lo cotidiano. Encontrar un rostro. Una mirada hacía otro y entender que encontrará fragmentos, pedazos de tristeza con la medianoche a su alrededor. Siente, entonces sí existe este día. También la decepción profunda. Una rama al viento cortando la brisa fresca. Todo está ahí en el aire y el cielo y el árbol, es todo lo que ve. Todo y sin explicaciones. El pasado quedó atrás, único e inalterable; el destino vendrá con cada uno de los pasos libres, tan libres como decida. Ahí está la llamarada… como un final que no tiene fin, como un instante sin sentido, ni porqué.

Pura felicidad

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Un finde cálido que regresa con noviembre. Intenciones de celebración que este año han vuelto a acercarnos a Barichara.  Un trayecto que empezó ayer desde muy temprano, un almuerzo parrillero en el Patio -de nuestros favoritos-, algunas copas de sangría, genovesa de postre en don Jacobo, y tarde de hotel viendo nubes, ramas, y uno que otro pájaro bajo el sol del trópico. Salimos después. Encontramos cuestas, andenes estrechos, también escalones altos, tiendas, cafés, restaurantes, una librería muy actualizada, y por supuesto puertas y ventanas de lindos colores, puertas y ventanas que esconden historias, historias corrientes. Callejeamos sin rumbo fijo, un poco a la deriva, perdidos por los rincones del pueblo mientras llegaba la noche, comimos paleta y regresamos a descansar.  Y haciendo gala de nuestras rutinas santandereanas, hoy, despiertos desde la madrugada con las campanadas de la iglesia, nos hemos puesto zapatillas nuevamente para recorrer el camino real hasta ...

La cercanía de este hombre

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Me gusta la serenidad de su voz, la sonoridad de su tono, sus palabras pausadas. Me encantan sus manos, sus ojos, sobre todo su mirada. Recuerdo los primeros besos, los segundos también y los que han seguido después.  Disfruto el color y el buen sabor de los desayunos que inventa. Las copas que me invita. Los pasos a su lado recorridos por estos y otros lados.  Avanzo respirando lo cotidiano entre el aquí y el allá. Anhelo la libertad compartida y muchas oportunidades que seguro llegarán. Lo que pueda ser, sin olvidar lo que ha sido. A veces llorar, a veces reír. Y... ya han pasado veinticinco años, y somos cariño, somos amantes, somos amor, somos.  Vaya suerte 🍀  

Ya pasó lo que pasó

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En medio del caos de voces cambiadas por el tiempo, pasa un pensamiento suave como un sueño. Cuántas veces te gustó, cuántas no. Sin exigencias de futuro, el pensamiento en movimiento quizás sea como el viento. Como la vida. Con entusiasmado impulso, el tiempo sigue, alcanza algún horizonte dando un paso tras otro y llega el pensamiento que me recuerda el sueño de otra vida. No se puede precisar, el rastro que dejó era una rareza que invadió mi mirada. Una posibilidad lejana. Tras demasiada luz, esa que brilla en el sueño de estar en ninguna parte, tengo la sensación de que estoy en el lugar correcto. Y aquí espero, esperaré.