El sol y el verde de nuestras vidas

Vengo al campo y acabo emocionándome por lo mismo de siempre, lo veo diferente, lo siento especial cada vez que me dedico a contemplar. Sigo celebrando. Esta vez con postre y menú regular. No siempre sale todo según la receta. Pero nuestros corazones encendidos de amor bajo el brillo de la mañana y las copas de carmené, disfrutaron, obvio que sí. Así son los sábados, mágicos y misteriosos. Las nubes se instalaron después y dejaron lo mejor de sí por estos lados, pero con sutileza y amor, nada espantoso. Luego el sueño que perseguimos, el descanso de la tarde, abrigados, leyendo, viendo pelis, viendo caer la lluvia, repasando fotos…. Esta magia merecería más palabras, pero quizá prefiero dejar un par imágenes. 

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