Viejas sombras

Caos -poderoso e inmenso-, estruendo. La vida entramada. Es posible no ver exactamente la salida. En momentos como éstos, soltar el control: ACERCARSE. Tomar lo esencial, lo cotidiano. Encontrar un rostro. Una mirada hacía otro y entender que encontrará fragmentos, pedazos de tristeza con la medianoche a su alrededor. Siente, entonces sí existe este día. También la decepción profunda. Una rama al viento cortando la brisa fresca. Todo está ahí en el aire y el cielo y el árbol, es todo lo que ve. Todo y sin explicaciones. El pasado quedó atrás, único e inalterable; el destino vendrá con cada uno de los pasos libres, tan libres como decida. Ahí está la llamarada… como un final que no tiene fin, como un instante sin sentido, ni porqué.




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