Como cada despertar
me llega el canto de los pájaros
y al fondo algún ruido de la calle
más cerca el olor al café recién molido
y el asombroso color del desayuno servido
Como cada mañana laboral
esas gentes transparentes en el anonimato
que se mueven en la nada infinita
con el cielo apenas nublado y el viento enmudecido
van y vienen, veloces en un solo sentido
Como cada mediodía de pausa
cuando aparece una sombra lánguida entre
el gris furioso del aguacero que la suerte avisa
y se cuela entre los muros, muy atrevido
salpicando imágenes de lo que está perdido
Como cada tarde cuando las horas
se diluyen, se confunden y difunden
en recovecos alejados de la luz
crean un sueño flotante y escondido
con la sensación de haber sobrevivido
Como cada día que desaparece
y se sienten las voces aquietadas
y los instantes arrastrados
el brillo se desdibuja en un negro inventado
despidiendo el motivo del regreso soñado.
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