Primero fue el
silencio. Una cara inexplorada.
La luz que la
perfilaba se quedó en los márgenes y se difuminó cual nube
Envuelta por el
aire que la protegía imbatible e invencible.
Leyó su
ausencia, abrazando desde dentro
Contempló desde
fuera la vida sin ella, pero
De cada huida
hay un retorno, o dos, una luz que la devuelve.
Y sí, regresó,
sabiendo que no la esperaban, pero regresó.
Se supo
diferente, repleta de rarezas y aceptó la incomprensión.
Y volvió,
diciéndose que no volvería, pero volvió.
Posó la mirada,
encontró su dulce cotidianidad, entendió que jamás sería sombra.
Quedó a la
suerte de la vida, sucediendo sin propósito.
Pero limitarse
solo a lo posible no fue su opción.
Imaginó nuevos
futuros, y también presencias.
Esperó las
excepciones. Confió.
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