Todo sucede tan rápido

Cuarenta y muchísimos. Un escalón más. Nací hace 48 años. Una enorme cantidad de pasado sigue acumulándose en mi historia, pero a pesar de todo este tiempo, no lo noto, no mucho... Dejé de crecer hace tantos años, quizá es eso, bueno, más o menos, mi nariz no se detiene, ha alcanzado un tamaño ya de medio siglo, se adelantó por su cuenta. Los años pasan por el cuerpo y por la mente de formas diversas.

Cumplo uno más y me voy lejos recordando. Memorias, infancia, el discurrir de los días, las ilusiones, las ausencias, el amor, la familia y los amigos, todo suma y se confunde. Las cosas me han ido bien. He tenido suerte y, a pesar de los tropiezos, más de una vez el azar me ha sonreído. Así pues, que estoy contenta, alegre y agradecida, llego a los cuarenta y ocho dándole un poco de sentido a este transcurrir, bien acompañada y sintiéndome muy querida. Muchas sorpresas y cambios en el último año, abrazos, sonrisas y unos cuantos pasos.

Subrayaría algunos momentos estelares del año que termina, algunos que permanecen en un lugar preferente en mi memoria, aunque el conjunto es lo que realmente da brillo a mi paso por acá. Volvería a los paseos portugueses, esas calles recorridas con curiosidad y asombro. Resaltaría los muchos días de montaña y también los pocos de playa. Pondría en negrita tantas palabras sueltas intentando dar vida a momentos de ilusión y a otros de ficción; destacaría los desayunos coloridos, aquellos tradicionales y caseros, en calma recién levantados y también los que acompañaron los tres gatos; por supuesto recalcaría además, las celebraciones familiares, y esos encuentros esporádicos y alegres con mis amigos peligrosos y con tantas personas que admiro y quiero… y así la vida va pasando... han pasado y van a pasar cosas bonitas y me quedo con muchas imágenes y frases que voy a atesorar para siempre y también con un aprendizaje… nunca ignorar cuando un perro me ladre, no darle la espalda es la clave.

Llega un noviembre más y empieza todo de nuevo para mí, el tiempo que me queda, con espacio para la improvisación, para el cambio de rumbo, para lo que se me ocurra. Espero poder hacer lo que más se acomode y se ajuste a mis intenciones en este nuevo año, lo que me venga en gana en realidad. Nada más allá que seguir con mi manera de vivir sencilla y a veces silvestre. Faltaría más, a esta altura es lo que corresponde, pero que la vida lo permita, no sabemos. Confío. Triunfaré y asumiré que habrá días no tan buenos -ojalá poquísimos- y días maravillosos con grandes momentos y risas, y, quizá, con mucha suerte, carcajadas, brindis y paseos también. Seguiré tal vez siendo una soñadora incurable que disfruta los atardeceres desde la ventana, la terraza o la cima de la montaña. Así que valdrá la pena. Por lo pronto estoy lista ya para la siguiente vuelta porque aún me queda mucho por aprender y hacer, tengo una lista enorme, pero mis ganas también lo son. Y ahora un GRACIAS y salud… por más amor, pasos, palabras, memoria y entusiasmo, que ojalá la vida me siga sorprendiendo gratamente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Somos encuentro

Y un día ya puedes conducir

A un ritmo distinto