Despedida al aire libre

De la luz intensa de una mañana primaveral, pasando por el gris repentino en un mediodía lluvioso, al atardecer veraniego con el sol brillante. Así, en medio de un clima que no se decidía, hicimos pausa. El tiempo de los correos, chats, teams y de los informes se detuvo. Nos reunimos en el campo. Una suma de personalidades, gustos, orígenes, maneras de hablar, de callar, y muchas formas de entender la vida… diversidad e inclusión en pequeña escala.

Fue maravilloso tener un pequeño cambio de escenario, fue estupendo recibirlos en mi casa. Fue un adiós sentido… desde el abrazo, las palabras sinceras, el aplauso.

Mucho tiempo compartido, muchas cosas dichas, puntos de vista diversos, entender que funcionamos, sentimos, reaccionamos de manera diferente.  Navegar la adversidad, atravesar la pandemia, resistirnos a la presencialidad, ordenar, categorizar. Conversar para intentar mejores decisiones. Con mayor o menor acierto trabajamos siempre procurando lo mejor… y con seguridad seguiremos así, pero extrañando.

Se acabó una etapa divertida y exigente en la que percibimos siempre la pasión por un proyecto que se asumió y se cuidó como propio. Advertimos el tiempo dedicado y las ganas de hacer las cosas bien en cada tarea. Entendimos que las jornadas interminables tenían un propósito y que en aquellos días con el viento en contra teníamos que mantenernos a flote y lo hicimos… 

Y en términos terrenales…Fueron semanas coordinando el helicóptero para finalmente llegar en van, días de programación de horarios para terminar llegando tarde, jornadas de videos de preparación de asados para acabar delegando el papel de parrillero, pero lo que importa es que tuvimos un poco de todo. Parrillada, pastel, verde, sol, lluvia, gente alegre, música, baile y risas… hasta que llegó la hora de decir adiós y, por supuesto, GRACIAS. Aunque sabemos que será un hasta siempre.













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Sin rumbo fijo

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