Travesía
Dada la coyuntura laboral y la semana de receso escolar, una vez más
armamos equipo con mi má y el peque y rápidamente organizamos paseíto
para aprovechar los días libres y recorrer un tanto de esta tierra. Con
muchos kilómetros por delante, y superada la caótica salida de la ciudad, que
en dos, máximo tres cuadras, se convierte literalmente en selva de cemento,
hicimos la primera pausa del viaje para un delicioso desayuno paisa. Con
las calorías suficientes emprendimos el recorrido que por buen camino, pese a
la densa neblina y al abundante tráfico pesado, nos llevó hasta
Honda. Allí, un corto pero entretenido reconocimiento de la zona colonial
y nuestro primer tentempié.
Continuamos nuestro rumbo, encontramos más neblina pero no tanto
tráfico, y llegamos a Manizales... en las afueras de la ciudad nos quedamos en
un bonito lugar lleno de pájaros y flores.
Nos desconectamos por completo y cuando llegó la lluvia nos fuimos a
descansar.
Partimos al día siguiente a Pereira en un recorrido mucho más amable y
tranquilo. Anduvimos de paseo por las bulliciosas calles del centro de la
ciudad y nos entretuvimos con el desorden típico y las ganas de entrar a cuanta
tienda de "variedades" encontramos.
En realidad no sé porqué le gustan tanto al peque, pero es plan, ver
cualquier cantidad de "chinedades".
Nos encontramos en el camino con estudiantes protestando por presupuesto
para educación y gente, mucha gente en las calles, pero aún así, el plan me
gustó y lo mejor, llegamos a comer postres a un local lleno de ricos dulces.