De palacios, plazas y más


Miles de tesoros de mucho valor... joyas, armas, muebles, cristales y más, mucho más. Castillos, plazas, parques, mercados navideños y palacios hacen de Copenhague un destino entretenido a decir no más. 

Rosenborg. Imagino que los jardines en primavera o en verano deben ser de morir, aún sin muchas flores, en invierno se pueden disfrutar, creo que son los protagonistas del castillo. Por supuesto, el salón de las joyas de la corona también llama la atención… la orden del elefante me fascinó y tanta historia no deja de sorprender. Visita obligada. ¡Sin falta!






















Christiansborg. Alucinante, creo que fue el más bonito de todos los palacios.  Un balcón espectacular donde proclaman a los reyes, un mega salón con cuidadosos y llamativos tapices que cuentan los acontecimientos más representativos de la historia danesa… Increíble y con una torre desde donde se obtiene una de las mejores vistas de Copenhague, y desde donde también estuvimos a punto de morir de hipotermia. El viento helado casi nos congela.













En pleno centro está la torre redonda… subí de noche pero disfruté igual, asenso en espiral y cúpula con observatorio, entretenido.





La famosa y pequeña sirenita: adorada y odiada. Sentí simpatía por la pobre, muy visitada pero también muy maltratada y es peque como yo, de bronce sobre una roca en el mar.





Nyhavn, la calle del puerto, el canal más famoso y pintoresco de la ciudad, miles de fotos diarias y tal vez lo más representativo y famoso de CPH. No en vano todas los días estuvo repleto de turistas, sus terrazas con calefacción y manta son llamativas, pero contrario a lo que uno imaginaría, no estaban llenas; la gente disfruta el mercadillo, toma glögge o espeso y caliente chocolate callejero... obvio nosotros también, no sé qué tan rico estuvo, pero al menos nos calentó.  El recorrido es precioso, me encantaron las fachadas coloridas y la sensación. Seguro, entretenido y también muy frío, pero es imperdible, parece sacado de cuento.









Escenarios nórdicos muy típicos, calles para comprar que recorrimos hasta el cansancio, frío y un tanto de oscuridad, así anduvo el plan danés. Espero volver en familia algún día, quizá un verano.  Siempre quedo con ganas de más.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―