Un paseíllo hasta la costa

Llegamos casi a nuestro último día de vacaciones y para no dejar pasar la oportunidad, tomamos la carretera a la playa y empezamos el recorrido por una casa de vino, un muy bonito lugar en el que nos tomamos algunas copas, compartimos un delicioso almuerzo, nos antojamos de brut, bestiarios y más; y nos relajamos un rato.
Haciendo caso omiso sobre recomendaciones playeras, nos fuimos a Viña, y como bien nos habían dicho, estaba repleta, pero no importó, igual dimos un paseíllo, probaron por ahí el agua helada del Pacífico y comimos frutas callejeras... en medio del desorden el peque se lastimó su rodilla, una herida más para una colección que crece sin parar.
Por su puesto en el paseo por estas tierras no podía falta el pintoresco, colorido y entretenido Puerto, así que con un poco de cansancio partimos a Valparaiso, un cafecito muy bien acompañado y un rápido recorrido por sus cerros empinados. Regresamos a Santiago cansados pero felices, otro día que suma en estas vacaciones que han sido un hit.

Las fotos están en desorden, últimas en tomar, primeras en aparecer.
























Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―