Descubrimiento

He descubierto… que algunos insectos me gustan. No en plan poesía urbana, no. Insectos reales, de los que sobreviven a todo. Bueno, no, no me refiero a las cucarachas, pero sí a las arañas. Hay algo en ellas que me fascina. Seres mínimos, con una lógica más clara que la mía. Verlas moverse con precisión entre las grietas del cemento me devuelve una extraña sensación de orden. Están ahí. No hacen ruido, no llaman la atención, pero sostienen todo un sistema. Me gusta verlas trazar sus hilos. Esa mínima estructura. Esa posibilidad de que algo se sostenga con casi nada. También me gustan las hormigas. Aunque he sido víctima de sus dientes —por mi torpeza, claro. Ellas iban en fila, haciendo lo suyo. Mi pie descalzo se interpuso en su camino. Justo. Y qué decir de las abejas. Son magníficas. Hay algo en su forma de existir que me conmueve: trabajan con rigor, vuelan con elegancia, llegan a las mismas flores que llego yo. No hay revelación mágica. Solo dejar que el asombro exista. Que r...