Postales de abril

Un paso, después otro. Una pausa, luego otra. Inmóvil.

Abril no me dejó avanzar como quería. Una cosa, otra más. Sin darme cuenta el mes se llenó de momentos, algún ruido, mucha lluvia. Todo junto y en simultánea. Inesperadamente.

Días de sol rojo saliendo al amanecer y amarillo dorado cayendo al atardecer. Días de lluviecita incipiente y tormenta intensa. Días de cielo bipolar, cambiando de ánimo y de parecer a lo largo de la jornada. Como yo.

Treinta días de ritmos irregulares. Fui valiente o inconsciente, no sé. De nuevo empecé algo, parece que será mi sino en lo que me queda de vida laboral. Solo nueve años. Será difícil apuntar bien, estoy llegando a cierta edad en la que el viento, la temperatura, la distancia, el entorno, las caras, las voces, las miradas, todo hace parte, juega a favor o en contra. Dependiendo del día, la misma cosa puede estar de un lado u otro. Así de incoherente y contradictoria soy. Total, tengo un nuevo trabajo y abril fue diverso, complejo, rico, delicioso, estupendo. Así que recapitulemos: 

Mi madre cumplió, celebramos con una taza de chocolate exagerada, con cumpleaños feliz entonado a varias voces, uno que nos sacó muchas risas, y con tarde melódica y llena de acordes.

El joven anduvo de guitarrista experto. Con su banda nos regaló otro concierto en la parada musical del rock bogotano. En esta versión se notó el avance, la madurez de su interpretación, pero una vez más hubo otros mejores, otros que se llevaron más aplausos, otros que ganaron. No pasa nada. Fue pura acción, pura aventura, será otra anécdota.

Y entre todo, la vida transcurrió. Hubo trabajo, tuve dudas, me cansé un montón. Tuve momentos de sentirme fuerte y poderosa. Pocos. Tuve muchos más de querer permanecer entre las cobijas. Tomé mucho café, no tanto vino, dormí apenas lo justo, caminé menos que eso. Disfruté conversaciones buenas y silencios que también dijeron cosas. Celebramos el siglo de la abue. Me encontré con los gatos, volvimos a ver a Bibian, recordé ayeres universitarios. 

Así se fue abril, con una historia más, con momentos estelares, con emociones sacudidas. Incluso estuve atrapada varias horas porque la minga indígena nos encerró en el DNP.  Un episodio menor, que poco importó, solo los que estuvimos adentro le dimos relevanncia. En fin, ahora llega mayo. Sin garantías, pero con intención.

Una tarde de domingo

A veces me encuentro

Más de treinta años después! Qué alegría encontrarnos. 

Merchandising directo desde Roma. Moni muy feliz. 

En Semana Santa tuvimos días de mucho sol

Acordes 

A veces está pensativo 

Respuesta espontánea 

Lista para el chocolate callejero

Marielita preparada para la celebración de sus 82

Cualquier día cuando caminar era rutina

De sobremesa dando vuelta por el parque

Desde mi nueva ventana


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