En múltiples direcciones
Me gusta acordarme de mi. Busco en la distancia un sentido… En el fondo dudo que sea otra, tan diferente a la de esas fotos. Es tan difícil creer que crecemos, que crecí. Es más sencillo pensar que sigo siendo aquella niña, sonriente, fantasiosa, curiosa, tranquila. A veces crecer se siente como una respiración continua, entre lo concreto y el recuerdo. Ja. Parezco adolescente. Lo único que sé es que sigo con esta cara, quizá otro semblante, a veces siento que el tiempo no ha pasado y que todo lo vivido está todavía intacto. Me gustaban mucho esos tiempos. Estos también, claro, pero son diferentes. Encuentro en estas imágenes una de mis versiones que más me gusta, recuerdo mi manera de mirar al mundo y me fascina. Prestaba siempre mucha atención, tratando de comprender, asimilar, conectar, absorberlo todo. He vuelto a intentarlo, pero me cuesta. No lo logro. Es un ejercicio que requiere movimiento, exploración, una disposición a involucrarse con la realidad, con sus voces, sus paisajes y sus oscuridades. La intención empieza a disolverse. Supongo que es otra forma de estar.

De un pensamiento a otro. La naturaleza incesante y dispersa de mi mente cuando emprendo la marcha… si no pongo un podcast resulto atrapada en un ciclo interminable de distracciones. Cuando lo pongo también, pero un poco menos. Unas cosas que veo, otras en las que me detengo, muchas en las que pienso. Todo lo que cabe dentro de mi cabeza puede aflorar, sin más, en cualquier instante. Es un flujo constante de ideas, impresiones, con uno que otro paréntesis, algunos que no se cierran nunca. A veces mi hijo me dice que hablo un poco así, enredado, que hago preguntas de la nada, y traigo a la conversación asuntos un poco equis… pero creo que son ideas que emergen de algo que veo, algún recuerdo que conecto…. Qué sé yo, la vida tiene sus circunstancias! La cuestión es que caminado sola, o rumbo al cole con el joven, a veces en el bus, cuando converso en la intimidad de mi casa, o con mis amigos muy cercanos, mucho menos cuando estoy conduciendo, me dejo llevar, me arrastra la corriente interna y lo permito, la dejo ser. No sé si me entienden o si yo misma me entiendo. Será la vida corriendo, ocurriendo con su ligereza y su profundidad.
Arriba. A veces le tomo fotos al cielo, muchas veces le tomo fotos, me gusta el cielo, también las nubes. Me cautiva cómo flotan en calma, me gusta cuando están solas, cuando se alejan con el viento. También me gusta el viento. A dónde irá, de dónde viene. Del azul claro, al blanco pálido, al gris casi negro hasta que, a veces, llega la lluvia. Todo llega y sigue cayendo. Otra vez. Aunque ahora no. Se levantó el racionamiento, los embalses volvieron a un nivel aceptable, eso dicen, y de nuevo tenemos tiempo seco. Sin embargo, mientras tanto, sigo de un lado a otro maravillándome con todo, en ocasiones una mirada es suficiente. En ocasiones, basta el gozo de los placeres efímeros.
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