Poco a poco
Como siempre todo
pasa. De nuevo sábado, se fue la semana laboral sin demasiado avance. Casi
nada. Todo es lo de antes y, sin embargo, queda menos tiempo. Reuniones,
lecturas, intenciones, pero poco a poco, imperceptiblemente, las horas se
escapan. Solo veo lo mucho que debo aprender, proponer, escribir y cómo
desaparecen los días. Nada nuevo, vengo pensando desde que me subí al avión del
regreso de las vacaciones en lo que debía hacer, pero parece que llegará la
noche, se acabará el día, cerraré los ojos y seguirá todo igual. No sé por qué
me cuesta tanto.
Quiero flotar en medio
de la tibieza del ambiente, quedarme oyendo el canto de los pájaros. Oigo a lo
lejos un gallo, las mirlas alzan vuelo y también siento el aleteo, algunas
abejas están cerca y percibo sus sonidos. Las hojas del sauce se mueven lentamente,
pero suenan. No muy lejos algún tractor hace su labor. Quiero un tractor.
Charlotte duerme a mi lado profundamente, la envidio. Su vida cómoda, fácil…
Bueno, la mía también lo es, no voy a quejarme, o sí, pero de mi falta de
voluntad y de mi incapacidad para sentarme a pensar, organizar y escribir lo
que corresponde.
Quiero devolver el
tiempo, aprovecharlo. Desde que llegué he estado entre la pereza inmensa, la
falta de sueño y el cansancio brutal. Tal vez por eso estalló mi ojo. Salí de
la casa para lo esencial nada más, almorzar donde mi mamá, compras para una
cena a mitad de semana, un desayuno con los tres gatos. Pero ahora estoy en el
campo, en la casita. Me encanta. No me quiero ir.
Me pregunto si lo haré
medianamente bien, si lo haré al menos. Queda poco tiempo, quizá mejor cambio
de lugar, dejo el jardín y me voy a la labor. Sí... pero mientras, dejaré por
acá par de fotos que me recordarán la semana.
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