Otra esfera
Por la mañana, con el
cielo despejado y el canto suave de los pájaros, el domingo comenzó en
silencio. No el silencio vacío, sino el que se llena del aroma del café, del
saludo inquieto de Charlotte, del frío del amanecer en estos días veraniegos de
enero. En el aire flota el eco fugaz de los sueños olvidados al despertar, algo
sobre una colina de arena con suaves huellas de gatos sigilosos...algo que se
disuelve tan pronto como busco su recuerdo. Y las curiosidades surgen, ligeras,
pero después entran en escena los compromisos pendientes, las
responsabilidades, las noticias de ayer, la necesidad de sentarme a trabajar.
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