Hoy es sábado
Vuelvo a la cama
después del desayuno, incluso me da un poco de sueño otra vez. Es un momento de
extraña satisfacción. Son las 9:21 y a esta hora de la mañana no me quiero
levantar. Me dejo estar. Tengo en mente la suma de muchos fragmentos que no
saben esperar, se agolpan, me aturden.
Lo imprevisto de la madrugada, otra vez el agua escapándose. Ya estoy por pensar que se trata de alguna señal. Empezamos el año con fugas en todos los baños, gotas de agua que se gastan en medio de esta escasez… mis duchas cortas no compensan tanto desperdicio y mi escasa habilidad para el arreglo alcanza para cerrar el registro. La vida se enreda cuando estoy sola. A veces. Supongo que lo que me pasa a mí, lo que nos pasa a nosotros, les pasa a todos. Pero no sé si en simultánea.
El caos de estos días, de siempre en este lugar del mundo que me tocó habitar, la negligencia, la urgencia, la gente que huye en medio de peleas que no son de ellos. No puedo con eso. Pero tampoco puedo hacer mucho. Nada. La Providencia se encargará, supongo, pero mientras se decide a actuar…las palabras no sirven de mucho. De nada. El panorama pinta oscuro.
Algo está pasando
Pensaba escribir algo sobre aceptar
imperfecciones
también sobre un aroma, aquel sabor de infancia
caldo de papas con cilantro y chocolate en olleta
recién hecho
Quería organizar unas cuantas frases
sobre la desmesura de la mañana
sobre los pájaros que saludan al despertar
bajo el sol del sábado atravesando la ventana
Quizá alguna palabra
de cuando el ciruelo estaba en flor
del cedro que orgulloso luce sus ramas desnudas
Unas cuantas líneas razonables
con mirada serena hacia el futuro
confiando en que surja el esplendor y un poco de
aventura
Pero todo se diluye
mi mente se distrae con pequeñeces
Así es mi vida, repleta de intenciones
qué se desvanecen
Aire
de desesperación
Expuestos a la
angustia, a la agonía, a la descomposición de lo que se pensaba seguro. La vida
se les convirtió en una secuencia de pérdidas. Están en los márgenes, sostienen
temblorosos lo que tienen. Con miedo que se convierte en frontera, que limita… Hay
ráfagas que nos atraviesan el corazón, nos golpean, nos dejan sin aire.
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