Fluir sin resistencia

Desde el fondo llega una voz que embriaga y seduce, un susurro que trae consigo la melancolía de los días pasados, un silencio que recuerda la triste belleza de lo inalcanzable. En la superficie aparece una suave calma que cautiva, un roce cálido que envuelve el ambiente, una caricia sutil que rompe la quietud.

Desde el fondo surge una sensación de desapego, una brisa que inspira el equilibrio interno, una emoción que libera las cargas y disuelve las tensiones. En la superficie se asoma el desorden de los instantes fugaces, la duda que se resuelve dándole sentido a la existencia, el aroma suave y dulce de una flor en primavera. 

En esencia, una suma de pedazos, en apariencia simples y desperdigados, conforman aquello esencial, cuentan secretos y casualidades imposibles. Revelan el transcurrir del tiempo. Ese que se escapa. El que la memoria intacta procura en un viaje, uno sin retorno que se diluye, se desvanece. Busca raíz y se aferra a la inexactitud, la de la mirada precisa que da un matiz, alberga una esperanza decisiva... y cambia el curso de los acontecimientos.

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