El cielo de aquel azul

Memoria, sintaxis, intimidad compartida. He leído de todo un poco, artículos diversos. Leo en desorden, subrayo. He hecho pausa, me he detenido luego de avanzar caótica, errante, sin destino entre una página y otra. He decidido repasar la primera parte de la jornada y heme ahora acá con algunas minimicroreflexiones ambientadas bajo un espectacular cielo de domingo sabanero:

No todo es trágico. Mucho lugar común en el aire, pero también bastantes mentes inquietas. La insatisfacción de algunos los lleva a profundizar, a descubrir saberes y experiencias, a crear alternativas que se salen de los códigos convencionales. Todo eso también está en las redes y no deja de ser muy interesante.

Qué fortuna tener una despensa nutrida por estas tierras. Ayer fueron papas y lechuga orgánica, la dicha de la huerta en casa, y hoy un almuerzo parrillero con crocantes patacones. Un menú que me encanta.

Confiar en la simpleza del horóscopo. Leí en un diario en Montpellier que me expresaría libremente sin pensar en las consecuencias, me sentiría particularmente cómoda en mis intercambios románticos, y tendría una excelente resistencia nerviosa, cualquier cosa que signifique eso. No suena del todo mal, así que creeré en aquellas predicciones. No sé si eran para una semana, el mes, o el año, pero da igual.

Los juegos de la miopía. Mis problemas de visión, sumados a la lentitud y la imaginación abundante me hicieron ver que una estrella se movía siguiéndome. Un paso nocturno que daba, un movimiento estelar que se producía. Pensé que la estrella era un reflejo de algo que tenía puesto, no sabía qué, no era tal… solo perspectiva.

Me gusta la cotidianidad del campo. Los días fáciles, los días tibios de jardín. No es más que otro día entre las varios de enero, uno más entre varios días alegres, uno en el que me he olvidado un poco de las responsabilidades.

El único progreso de esta semana ha sido atenuar el cansancio acumulado. No es un asunto menor. Ojalá mañana sea el gran día, ese de recuperar la motivación, lograr la concentración, encontrar la mejor forma de resolver mis asuntos laborales. Parece que necesito mi tiempo para llegar a algunas conclusiones. A veces no llego.

Ah y después de un largo rato bajo el sol, entré y me encontré frente al espejo. Me vi detenidamente y por fin encontré la mirada brillante. El rojo intenso ha dado paso a un amarillo pálido, se ha desdibujado un tanto la mancha de sangre, aunque el tono grisáceo de las ojeras no ha dado tregua. La falta de sueño ya me preocupa. No mucho todavía.... Sigo convencida de que lo mejor está por pasar. 

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