Desviación
Mis palabras se
entrelazan, se disuelven. No me interesa contar lo de siempre. Prefiero lo que
no se ve, lo que se siente sin explicaciones. Escribo poco, pero cuando lo
hago, siento que cada palabra pesa más de lo que puedo sostener. Y sin embargo,
no busco la perfección, ni siquiera una verdad clara. No existe. Persigo lo que
se esconde en lo profundo, en esos pensamientos que se disuelven y se
convierten en miedos. Los que presagian mañanas improbables. Una parte de mí
sabe que algo no está bien, pero no sabe exactamente qué. A veces me parece que
soy un reflejo del ayer, otras que soy esa que busca, a tientas, algo que ya no
existe. Esos encuentros. Los mismos en los que un apretón de manos, un abrazo,
un beso, ahora son dudas. Casi valentía. Percibo otros tiempos, veo otros
gestos. Temo que la mirada diga más de lo que quiero. Y, sin embargo, la
enfrento, no existe de verdad, pero me recorre por dentro y me afecta igual.
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