Conjuro para el regreso

Tras la búsqueda de su identidad, en el recoveco de una memoria profunda y conmovedora, expresa en silencio emociones, recuerdos, historias. Con una voz introspectiva, llena de repeticiones, une fragmentos y crea patrones. Registra en la arena lo que se ha perdido. La vida misma, con sus sombras y alegrías. Las fronteras se desdibujan y aparecen entonces los paisajes de la infancia, mientras que el vacío de nunca acabar, incapaz de florecer por el sentimiento de distancia, se transforma. Logra conectar con lo que era más cercano. 

Este instante no existiría, se desintegraría pese a su resistencia. Esta escena en la playa se escaparía de no haber sido por la mirada que, sin hacer ruido, dejó entreabierta una puerta. Una mirada que curiosa explora, cuestiona y expresa. Huye de las palabras, pero se manifiesta en los gestos. Los mismos que el pescador hace cuando mueve el remo con calma, apenas uno, como si no importara. El remo siguiendo su curso, lento. El agua, las gotas que caen suavemente, la barca que cruje a lo lejos, y él que no se mueve. Solo la mira.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Somos encuentro

Y un día ya puedes conducir

A un ritmo distinto