Intrascendencia bajo la lluvia
No es ninguna
tragedia, sólo la forma en que todo se adhiere o se deshace en medio de un
silencio transparente. Todo lo que niegas sobre tu existencia, esos trozos de
oscuridad que te alejan, esos que fingen ser brisa, fingen ser sueño en una
noche sin abrigo... Esos trozos de luz que encuentran el tiempo con la
velocidad exacta de los segundos, de los minutos, te alcanzan con un abrazo
certero.
Los días
cambian, paisajes con los cerros al este cuando el sol se pone, con las sombras
de las hojas que caen en el camino, confirman que otros lugares son posibles y
que las certezas se encuadran de la nada. Más allá de eso las simplicidades,
también los hechizos.
El cielo se
torna plomizo, pero parece que no es el final, todo esto del tiempo pasando tan
rápido y el día que se vuelve infinito en una extensión de la mente. El futuro
será diferente y también los sucesos azarosos que ocurrirán. No sé cuándo, solo
sé que con esta sensación de que todo es tan deprisa, no puedo ver lo que hay
que ver.
Queda ser
capaces de sumergirnos y soñar al oscurecer cuando brillan las estrellas.
Cerrar los ojos un momento y revivir la profundidad al sentir nuestra voz que
anhela el mundo de antes. Traer al presente algo del ayer, quizá la vida
normal, quizá vivida de una manera intensa y comprometida.
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