Instantes fugaces

Son un poco vagos antes de ponerlos en palabras. Quizá me los cuente para darles solidez. Algunos los escribo como los quiero recordar y los publico para darles permanencia. Los nombro. Me gusta memorizarlos, dejar que vayan más allá de lo posible, que ganen fuerza y espacio cuando logro enunciarlos. La intención con que los mire los vuelve verdaderos. Llegan lejos. Se resisten a partir. Les sumo imágenes, sensaciones y emociones. Se amplifican en mi mente. Los convierto en historias, en una o en muchas.  Impresionan, sacuden. Los desplaza el tiempo, se pierden en el tiempo, incluso en los sueños, pero se quedan conmigo. Pongo atención, me detengo, los relaciono con otros instantes. Me fascinan e inquietan. Pienso en su otra cara, cómo un instante es otro instante. Construyo puentes y lazos. Se vuelven profundos e inesperados. Se transforman. Se tornan inabarcables. Caóticos, incontrolables, enloquecedores. Los dejo flotar. Flotan.

Entonces esos eran los instantes, pienso mientras la lluvia tintinea.

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