Recalibrar expectativas
Me
siento incapaz a veces de adquirir la comprensión necesaria para hacer lo que
se requiere cuando no encuentro sentido a lo que piden, porque sí, porque a
alguien se le ocurrió. Hacer frente al poco tiempo disponible y a las
circunstancias del día a día hace que surja la impotencia y con ella la
necesidad del equilibrio. Busco entonces la atmósfera precisa, la conversación
nutritiva, el espacio de la ciudad que me gusta y lo mezclo con imaginación
infinita para fabular por instantes. Hay momentos en los que esa clase de
terapia me sirve.
De
todas maneras, me aburro, pero desde luego que no iré a ningún lado. O eso me
digo porque me lo quiero creer, sin embargo, no dejo de preguntarme si llegaré
con esto a alguna parte. Me inquieta permanecer para no llegar a nada. En la
agudeza de los episodios de aburrimiento o de incomprensión pienso que así será
para siempre, que la vida laboral que queda de ahora en adelante será tediosa y
lánguida. Me frustra el asunto.
Recorro mi propia experiencia, el trayecto desde que salí de la uni, mi manera de ejercer lo aprendido. He sobrevivido siempre, incluso a veces lo he disfrutado, pero no quiero idealizar el ayer y satanizar lo que tengo ahora, total... situaciones hostiles, desagradables e inquietantes ha habido siempre. Me quedaré con aquello de aprender, intentar pasarlo bien, imprimir ganas a la tarea. De momento …. un rato más, luego ya veo.
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