Desvíos de mediodía

Vaya a saber uno, unos pasos más y una posible inflexión del destino, por eso estirar la pausa y deambular un poco. Percibir con rapidez algunos destellos de colores no está mal, avanzar despreocupada y ajena a la rutina y a la obligación me pone contenta, me gusta la sensación de ir por la vida sin orden y sin miedo. En el camino encuentro almas perdidas y otras muchas muy ligeras, es difícil estar en soledad en la ciudad -es solo un decir-. Sin embargo, creo que paso, más o menos, desapercibida, la gente va a su ritmo, uno casi siempre circular, y creo que no reparan un segundo en mi. Yo, en cambio, los miro a todos, todos los que alcanzo con mi mirada, aunque veo cada vez menos siguen siendo muchos. Creen comprender la vida, con sus ilusiones y su rudeza, aunque percibo dudas ocasionales, miradas que ponen resistencia y no puedo calificarlas con exactitud, las de aquellos que parecen buscar respuestas imposibles. Son muchos y diversos, imagino que tendría conversaciones muy distintas con cada uno. Con algunos no pasaría del saludo cordial, con otros quizá miraría al cielo, con otros más habría palabras cómicas y atrevidas. En fin, primero una taza de café, después un paseo por la vecindad, y luego ya iremos viendo.


 

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