Temas de hoy

Despertarse y respirar, dar una vuelta en la cama, volver a dormir, quedarme profunda, levantarme asustada y correr, correr, llegar a tiempo, con tiempo suficiente, pero un con un peinado despeinado y mejillas de un tono rojo intenso que casi no desaparece de la piel. Una mirada al espejo… pff, es viernes, ¡qué más da!

Después de recuperar un poco el aliento e intentar componer en algo la apariencia, empecé la labor, a las carreras también, pero se sentía aletargado después de la maratónica llegada. Creo que reduje como 13 minutos el recorrido, bastante más de un minuto por kilómetro, o sea, realmente me desafié, imprimí velocidad y me lo tomé en serio.

La energía se fue agotando con el pasar de las horas, a media mañana ya tenía hambre y a mediodía quería salir corriendo nuevamente, pero en busca de almuerzo y café, y así fue. Me lo tomé con calma, me senté en la terraza, con vista a la calle, escogí sopa de tomate, algo picante, mi bowl favorito con pollo y quinua y estuvo. Un plan deli. Hasta me entretuve con la conversación de la mesa del lado...tonterías varias pronunciadas con una pizca de soberbia y un volumen superior al promedio, pero en un tono entretenido, de convencimiento absoluto. Una mujer en sus "segundos quinces", repleta de entusiasmo por encontrar pasión en temas diferentes a los de su trabajo, en el que, por cierto, es brillante, y un par de chicos asintiendo y dejándole espacio para que siguiera iluminándolos con su sabiduría. Encuentro admirable la seguridad de algunos, puede ser, a todos los efectos, ingenuidad pura, pero no deja de parecer que han adquirido un superpoder y quieren hacer gala del asunto. Me tomé un café y una deliciosa galleta con trozos de chocolate amargo y sal marina, partí y fui feliz.

La tarde se acabó veloz, entre un correo y otro, una presentación y varias llamadas, llovió, se oscureció, fue hora de prender la luz y escapé. Ahora, mientras elijo libro o serie, hago recuento y espero en soledad porque me tocó otro viernes conmigo y nadie más... quizá mi hijo no tarde demasiado, quizá esté despierta a su llegada, aunque ya estoy que me rindo y me dejo abrazar intensamente por Morfeo. Y eso, nada más y nada menos.  

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