Suma y sigue

Subir la persiana enrollable, abrir la ventana, huir con la mirada confusa y dispersa. Mientras tanto, la vida transcurre con total normalidad, se ignora la urgencia laboral y la insatisfacción del día de encierro, se pasan por alto esas tareas que se hacen, pero no aportan. Allí está la lenta transición entre la mañana y la tarde, el letargo cuando el día no avanza, con algunas adversidades que se omiten porque el cielo todavía está azul, porque el viento sopla suavemente y se lleva las hojas secas de un lado a otro a un ritmo propio.

… La deriva de las cosas que se me ocurren frente a la pantalla, cuando cierro la ventana, impresiones y emociones que se desvanecen. Me quedo pensando en el árbol maltrecho que tengo enfrente, parece invernal, pero está enfermo, como el de la vecindad de mi madre y el de la finca. Y entonces recuerdo, como siempre, otra vez, lo que ha sido desde el lunes…

Encontrar aquella música disonante, salvaje y caótica y no inmutarme

Omitir tantas reglas y métodos, obviar los límites impuestos sin necesidad verdadera

Ignorar el torrente incontenible de palabras necias

Añorar la proximidad desconcertante y misteriosa

Permitir que lo que ha dejado de ser se infiltre en los sueños

Asumir que un orden razonable es suficiente

Volver con imágenes a un pasado intenso e inmenso

Disfrutar conversaciones, algunas no demasiado profundas

Despertar, percibir un roce, una pequeña superficie de piel conectando con la vida

Oír de imperfecciones, aceptar y asumir las mías; asimilar errores, esos que han permitido la evolución

Aprender a navegar entre la rutina y la fantasía, porque necesito las dos

Cruzar momentáneamente la mirada, esbozar una sonrisa, pronunciar un buenos días

Mantener la curiosidad intacta, evitar que acabe la magia

Dejar de fingir aplomo y valentía, aceptar la emoción y el sentir a su manera

Aceptar que no sé dejar la mente en blanco y no siempre tengo que reflexionar o solucionar algo

Disfrutar la experiencia cotidiana, el claroscuro del día

Descubrir sentido al desviarse de un objetivo cada vez más oculto

Comprender que no me puedo liberar del azar, la indeterminación, la incertidumbre, pero sí de la ignorancia… tratar, al menos.

Entender que, entre el error, la mediocridad y la falta de talento, paso de la soberbia y me quedo con la amabilidad

Hacer viajes imaginarios, disfrutarlos en calma y serenidad

Esperar que algún día las cosas que no tienen sentido, cobren sentido 

Tener la ilusión de que el tiempo no pasa y que estoy a salvo mientras me tomo un café

Dejar de lado lo que no es importante e impedir que ocupe un espacio relevante en mi mente

Recordar los momentos estelares de la vida y afrontar la adversidad con una sonrisa, al menos sin arrugar la frente

Evitar la queja rotunda, matizarla hasta que desaparezca

Huir de terrenos difusos, tan profundos como inquietantes

No tomarme muy en serio, ni pretender que nadie más lo haga

Admitir y agradecer que tengo suerte y reírme de ser como soy

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