Intermedio
De nuevo en la
ventana. El almuerzo se demora, hoy están con casa llena y no soy prioridad.
Mientras tanto, a la espera, disfruto del juego de los reflejos de la luz sobre
el vidrio, no sé si es por el viento… busco un poco de abstracción que calme el
hambre. Estoy sola y veo más allá que el resto cuando el azar conspira para que
me cruce con la luz; la música de este lugar me gusta, me siento a veces en
Brooklyn, otras en Porto, otras cuantas aquí no más, sitios que me gustan,
donde la he pasado muy bien caminando por ahí, en la calle, en las plazas y
parques.
Desde el minuto uno percibí que este lugar sería rico, huele siempre muy bien, pero también que la atención tenía muchas oportunidades de mejora. He pensado no volver, demasiada seriedad en el servicio, como si las sonrisas dolieran o costaran, pero el menú está bien, saludable, sabroso, la atmósfera del lugar también me gusta.
El bowl no llega y me traslado a otro momento, entre conversación y conversación. Es curioso, aunque los otros comensales son prudentes, me llegan muchas voces, viajes, encuentros, sensaciones que no se quieren nombrar a pesar de que todos saben de qué están hablando. Unos seres fascinantes muy cerca, otros corrientes, con la cotidianidad y la rutina encima. Un plato y mil posibilidades de hacer referencias…. Pero llegó mi almuerzo.
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