Con eso y con todo
No la entiende, o si, un poco. No sabe. Sus palabras lo divierten, pero también le generan tensión, es polémica, a veces, y muy atractiva, casi siempre. Algunas cosas que menciona le dejan la sensación de que hay algo trascendental y verdadero, otras son absolutamente frívolas, pero entretenidas. Cree que es una mezcla extraña y fascinante, tiene un condimento genial que llena de gracia y ternura cualquier escena en la que aparece. Llegó por azar a darle vuelta a todo y a distorsionar un poco los sentidos. Eso… Pero -siempre hay uno- en este caso dos, quizá, cree que le resulta excitante arriesgar más de la cuenta y tal vez sea sólo por la sensación de la adrenalina. Cree también que quizá siempre prefiere algo imprevisible, intrépido, tal vez imprudente. Justo eso le asusta, así puede perder el rumbo, se le puede ir de las manos andar con tantas puertas abiertas. Además -el otro pero-, encuentra que no enfrenta, no acepta o no es consciente de los pesares y los miedos que más la atormentan. Deja pasar, pero él cree que no todo eso que pasa y se deja ahí, así, hace bien. Tal vez no se da cuenta o tal vez sí, pero prefiere dejarlo, no prestar atención, seguir como si nada. Él sabe que es fuerte, ella lo ha dicho, lo siente, se nota, pero aun así para él ella podría permitirse un instante de reflexión, tal vez eso la ayudaría a disipar el enredo que no ve, aunque se percibe a todas luces. No sabe. En fin, la dejará, algo cambiará, espera que no todo, sin embargo, confía en encontrar la manera de reforzar el recuerdo de quienes fueron y de lo que hicieron, no sólo las palabras, también un fuerte sentimiento verdadero, uno que tal vez algún día se atreva a contar sin subterfugios.
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