Pinceladas

Esta vez breves de martes, eso que confirmo mientras estoy en movimiento y miro por la ventana.

Escenas desoladoras y soplos de aire fresco, así la ciudad que amo tantísimo, llena de verdades que no quiero ver. La vida pasa y a veces lo que pasa me sobrepasa, es un hecho. Así también el amor, sucede y a veces enriquece, emociona, otras exige. Aceptar que las historias bonitas también tienen final es necesario, me lo digo una y otra vez, sobre todo últimamente. Una mirada circundante para confirmar humanidad, erramos, nos equivocamos todo el tiempo, así que mejor tomar precauciones, no todo se puede normalizar, mejor procurar nuestra mejor versión. Otra mirada y descubro las personas que puedo ser, lo que puedo conquistar, lo que me llena de miedo, me revuelve y altera, muchas vidas posibles. En ocasiones el tiempo se va en cosas altamente frustrantes y poco relajantes, a veces con más frecuencia de la aceptable. No sé por qué siempre me acuesto pensando en el desayuno, quiero dormir, pero me entusiasma el día siguiente, levantarme a la mesa con el menú de siempre y sus pequeñas variaciones fantásticas.

Solo eso. Fue todo.



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