Mirando más

La vida empieza a las 8:30, cuando el vendedor de aguacates instala su puesto en la esquina. Antes silencio urbano, ruidos domésticos. Una vez la mesa tiene su producto en exhibición, llegan los instantes de luz resbaladiza, esa que surge después de muchos minutos con la mirada fija en el tronco del árbol que le procura sombra. El vendedor ha encontrado un modo de darle la vuelta a su historia, despojarse del tedio ante la vida cotidiana, huir de convencionalismos, no fijarse en el teléfono móvil, y despertar la imaginación y los sentidos allí sentado, observándolo todo. El tronco en las primeras horas, las ramas un poco después, la mirada profunda y su rostro pensativo. La mejor actitud cuando alguien se asoma, busca, pregunta, compra. Sus conversaciones breves y alegres con los vecinos. La sencillez de sus días de lunes a sábado. 




Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―