En el desorden de mitad de semana

Las personas de esta mañana, solas, rodando calle arriba y calle abajo, no molestan. Circulan. Los perros, como sus dueños, tienen dos lados. El indiferente ante el estímulo, avanzando en calma, y el irascible que reacciona e incomoda. Tras la sorpresa y el susto de un potente ladrido, por inesperado, no circulé, incomodé un instante. Me atravesé. Activé plan defensa. Me enfilé hacia el cuidador. Busqué su mirada, lancé la mía poco amigable. Ese animal no debería estar sin bozal.

                                                               ✩

Absorta en el capuchino con leche de soya, preguntándome por su dulzor y afectada por la miopía creciente percibía de fondo el sonido de la calle, sonidos muy particulares, los olores de la ciudad, las sensaciones térmicas que se elevaban. De cerca, presencias que llegaban por azar, miradas que incomodaban, también ruido. En medio, un roce casual y un susurro inaudible. En ese limbo indefinido percibí una mueca áspera que afeaba una cara que me causó curiosidad, pero aun así, la seguí atenta... esperando que volviera el brillo de sus ojos, esos que se asomaban tiernos. No regresó el fulgor, se acabó el café. Partí.

Los sigo con desesperación, no los puedo adelantar, con parsimonia avanzan por el camino que los conduce de vuelta al trabajo. Parece que los espera un espantoso destino del que quieren huir. Se resisten, pero entran al fin. Se ven aburridos... Y lentos.

Pausa mexicana de mediodía.  Ligeramente picante e innecesariamente ruidosa. Entretenida. Una conversación con tintes ligeros y otros profundos, pero sin dramatizar.

Genios e idiotas se mezclan en la calle, en el bus, en el café. Trato de identificarlos. Adivino intenciones y como no siempre puedo verificarlas, me convenzo de que todo es como lo pienso. Me horrorizo. Mucho se me escapa, otro tanto me sobrecoge, sigo sin comprender o asimilar un montón de cosas y me siento impotente ante la miseria, la pobreza, la delincuencia, la brutalidad y la violencia que percibo y que escucho en un trayecto.


Sucesos populares

Cierta tristeza

Sin rumbo fijo

A diario. Episodios mínimos de lo que va de la semana.