Veraniegos días de enero

Asuntos en desorden mientras deseo con intensidad que se apaguen los incendios que están acabando con todo… el sol sigue furioso, se instala y pega fuerte y el viento no se quiere quedar atrás. No ha sido fácil. 

  • Me encanta andar por la calle en esta época del año, cielo azul, aire fresco, tardes largas, y el calor que hace que la gente esté un tanto más relajada… aunque algunos también andan agobiados por los más de 21º a los que no estamos acostumbrados…. Pero, pero, el ambiente está sucio ahora, el fuego ha contaminado la city y respiramos partículas tóxicas. Así está la cosa.
  • La vida me atropella no más. Así como si nada uno se va enterando de novedades en todos los frentes. La ingenuidad me posee todavía. Definitivamente con algunos años más, sigo siendo la misma inocente de siempre.
  • Releo las entradas que escribo por acá, veo las fotos del paseo portugués y puedo ver nuestros días pasando como en una peli, una que fue bonita de principio a fin.
  • En pandemia un dejo de cordura me hizo imaginar mi yo de pelo blanco después de estar calva y desistí, me dejé el pelo largo, pero ha vuelto la idea... No sé por qué. Es un impulso que me habita, pero me resistiré y seguiré tomando biotina y demás para fortalecer.
  • Retomando, volviendo al ruedo. Ha pasado rápidamente la efervescencia vacacional y pensé que retornaría de a poco al mundo oficinista, pero no fue así… reinstalada y a toda marcha, pero está bien. Por ahora estoy contenta.
  • Nos encontramos con las primas hace poco, los chicos están grandes, es lindo verlos crecer y transformarse. Muy apasionados por sus gustos, como ha sido siempre, y sobre todo divertidos… Bueno, a ratos, porque otros tantos son agotadores.
  • ... Me pesa la conciencia. Anoche fui a ballet, Anna Karenina en danza teatro, estupendo, dicho sea de paso, pero llegué muy tarde, dormí poquísimo y ahora no me quiero levantar. Creo que pasaré por alto los pasos de hoy.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―