Un intento de vida lenta

 Un propósito más que no dio frutos en esta última semana laboral. Lo intenté de verdad, pero últimamente no consigo hacer nada de nada de lo que tengo en lista. Pero vayamos pues con algunas trazas de realidad de días recientes, mientras esperamos que llegue la nochebuena.

El domingo pasado anduvimos de tarde con los tres gatos. No dejamos evidencia, pero nos encontramos, casi todos. Al no haber grandes espacios de tiempo entre un encuentro y otro parece que apenas cambiamos. Ligeras variaciones que poco percibimos, somos incapaces de identificar nuevas canas o arrugas porque no hemos dejado pasar mucho el tiempo antes de volvernos a ver. Pero a los demás sí los hemos dejado atrás y a esos sí los vemos “cascados”, al menos de eso conversamos y de eso nos reímos mientras nos preparábamos para la consideración del segundo día de la novena. Y allí estábamos dispuestos a leer las oraciones como hace años, a cantar desentonados, a disfrutar otra oportunidad de reírnos juntos de nosotros y de otros…. cada uno con sus crisis, sus secretos, su vida novelada y con eso que nos mantiene conectados.

De lunes a viernes los días estuvieron intensos, el trabajo parece no detenerse, pero el miércoles hicimos pausa. Terminamos año, ahora sí que sí.  Sabíamos que las actividades seguían, pero las ferias y fiestas ya no irían más. Tuvimos un último encuentro para celebrar que arriesgando e insistiendo logramos sacar muchas cosas adelante. No estuvimos todos y fue fugaz, pero cambiamos de escenario y nos dimos la oportunidad de un instante de relajo, discreto y mesurado.

Correos, presentaciones, matrices, teams y muchos asuntos que siguen pendientes en el frente… Pero con eso y todo tuve que ir a hacer vueltas varias, bancos, seguros, eso que hace siglos no hacía de manera presencial. Tomar turno, sentarme a esperar, perder la paciencia…trámites, cuánto los aborrezco!  Sacan lo peor de mí y la persona que finalmente me atiende no tienen la culpa.

Creo que la mayor parte del tiempo conocemos una reducida parte de lo que ocurre. Así en política, en el trabajo, la familia. Lo noté en la semana, bueno, lo he sabido siempre. Mientras la desesperación y desesperanza social, el odio al migrante o al extranjero pobre y negro, las agresiones criminales contra todo lo que es opuesto y el fanatismo se pasean sin restricciones por estas tierras, el presi y sus ministros parecen sentarse a  contemplar impávidos. Probablemente hay muchos modos de explicar porque es así, pero cuesta entenderlo. Quizá la de gobernar resultó una tarea mucho más ardua y compleja de lo que podría intuir el presi y su equipo y ahora todo se sale de las manos. En lugar de alcanzar consensos se promueve la polarización,  reina el populismo y se desarticula el equipo de Gobierno, y para qué! Me espanta pensar que justo cuando todo es incierto, también todo lo que hacen o dejan de hacer es cuestionable.

Desde mi cumple de este año he tenido mucha actividad social fuera de casa, pero este finde mi mundo ha sido doméstico. Ayer y hoy he dado par paseos por la naturaleza, el jardín y la montaña,  y ahora nos preparamos para una cena pequeña, una cena de gratitud porque la vida, que puede ser cruel y ruda, también es poderosa y este año me regaló el gozo de muchos instantes de alegría. Tardes hermosas, amaneceres coloridos, muchas risas, abrazos,  música, la complicidad de los amigos y la fortuna enorme de mi familia. Sí, la vida nos ha tratado con mucho cariño y no podemos más que dar gracias y desear que así sea para todos. 








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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―