La perspectiva cambia
En una mañana de domingo ventoso y helado en la
montaña tuvimos un corto ascenso en el que no paramos de hablar.... compañía,
vista a las nubes, verde intenso. Con cielo casi despejado, menos viento y la
satisfacción de la meta alcanzada disfrutamos un descenso colorido. Lo demás da
igual. Para mi esa mezcla de cansancio, descubrimiento y sorpresa, poco a poco,
se ha transformado casi en rutina y se ha vuelto mi paisaje favorito, aquel que
siento más mío. Cuando narro mis paseos por la montaña parecen demasiado
bonitos para ser creíbles, pero son así o mejores. Ahora que lo pienso, puede
que sea porque cada día el páramo tiene algo nuevo, hoy un torbellino de nubes,
ayer el brillo fascinante, pero siempre rezumando belleza.