Caos vegetal
Un pintor obsesionado con la naturaleza olvidó la existencia de los colores, con lo cual, en el futuro, el mundo perderá su color original. La tierra quedará saturada de innumerables tonos de verde. Los humanos estaremos vagando entre pastizales como si la selva se hubiera apoderado de todo. Mientras tanto, el horizonte surgirá cubierto de hojas, el verde lo arrebatará todo, la vista alcanzará hasta el río de musgo, con ese eterno fondo verde. Vemos la vida con la intensidad del verde, pero a medida que pasan los años nos vamos despojando poco a poco de esa sorpresa, de esa sensación de novedad, de la certeza de que hemos descubierto un color único.
El verde persiste. El aire se espesa, la tierra se endurece y el verde sigue creciendo, multiplicándose sin control. Lo vemos en cada rincón. Ya no podemos diferenciar un árbol, un arbusto, un campo. Ahora todo es lo mismo: un matiz uniforme, una maraña que nos rodea y nos envuelve. Ya no hay horizonte. Sólo verde. Nos arrastra, nos toma, y cuando lo vemos detenidamente, descubrimos que no hay cambio. No hay sorpresas. Sólo hojas que caen y se acumulan en el suelo, uno verde.
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