Pasa la vida

Parece que fue ayer, pero no. El tiempo avanza misterioso y veloz y resulta que ya pasaron 15, sí, quince años con todos sus meses y sus 5.478 días. Te convertiste en un grande, uno hermoso, cariñoso, risueño cuando nadie ve, inteligente y divertido.  Te conocí la mañana de un lunes, uno en el que sentí calor y miedo, no te había visto y te amaba profundamente. Me sentía un tanto insegura, pero tu mirada me calmó, solo un poco, para ser honesta. Una mezcla de emociones en simultánea me invadió aquel día. Incertidumbre, miedo, gratitud, alegría... Y acá estás.

Es tu cumple y, como por variar, echo la vista atrás. Tengo muy presente esos días en los que tenía que asegurar tu supervivencia, esos otros en los que no paraba de sorprenderme por lo que ibas aprendiendo, esos en los que me inspirabas la ternura más infinita, también aquellos en los que respirar se te hacía difícil,  los de dinosaurios, aquellos en los que empezabas el cole, los de tantas patadas y saltos en taekwondo, los de anime y manga, los de las pelis vistas y revistas, esos de tus historias inventadas, los de las palabras y su origen, hasta los más recientes… esos de independencia y de música, tú música, esa “cantada” con el deseo de aturdir e incomodar, esa que se ha convertido en sonido hogareño. No me explico aún en qué momento encontraste esas bandas raras, con esos ruidos que por absurdo que parezca te calman y te encantan y te has vuelto fanático, pero esa es otra historia.

Ha sido una aventura intensa, hijo, llena de matices y repleta de amor. Tus ideas, varias genialidades y otras cuantas cosas me hacen sentir muy orgullosa de ti, muchísimo y te amo infinito. Y ya, no hay mucho más que decir… Ahora sí a celebrar… Espero que tengas un muy feliz cumpleaños, corazón, y que la vida te trate bonito.

Sucesos populares

Cierta tristeza

Sin rumbo fijo

A diario. Episodios mínimos de lo que va de la semana.