Frivolidades varias
Me enfrento a la cocina. Hago conciencia de mi yo desprovisto de habilidades, dotada con
escasas competencias culinarias. En cambio él, prende la estufa, fuego bajo en
algún fogón, medio en otro, de vuelta al mesón a pelar, cortar, mezclar, otra
vez al sartén, y así, sin asomo de torpeza ni lentitud, varios platos listos
para ir a la mesa. Siento algo de envidia pasajera, pero quizá prefiero que sea
así.
Urbano. En mi recorrido laboral me entretengo a veces con el
paisaje céntrico. Los autos ruidosos y los buses repletos en una calle, los
peatones desplazándose por otra. Miradas al suelo, algunas al cielo o a ninguna
parte. Veo caras e imagino una suma de conflictos, miedos, emociones, ideas,
sueños.... Y de fondo el reguetón, varios, en simultánea, el caos sonoro habita
en estas cuadras de la city. Se siente la energía de una ciudad todavía muy
primitiva.
Pasos. Tantos como sea necesario. Repito la ruta al
cole con frecuencia, pero me permito espontaneidad después de eso. A veces
deambulo sin rumbo, vuelta y vuelta en cada esquina, calles nuevas, barrios
apacibles, otra vez el ruido, continuo en línea recta por los parques en los
que se puede, sigo un rato largo, acorto camino avanzando en diagonal, regreso.
Me encuentro caras y perros conocidos a diario. Me gustan los cruces
fugaces con esas caras que ya son familiares, a veces un buenos días, otras una
sonrisa, sería todo, seguimos. Sencillo, pero bonito.