Demasiadas cosas a la vez

El jueves pasado llovía y pensaba, mientras casi me ahogaba en una taza de café, que la vida es difícil en estas calles. También en la belleza y el misterio de vivir en esta tierra. Hoy, en cambio, con el ambiente tibio de la tarde, la liviandad se apodera de mí y pienso en que los trabajos traen personas, momentos y personas que se convierten en un microuniverso, uno profundamente extraño del que se sale, a veces, con amigos a la vida cotidiana. Los comentarios chistosos y desenfrenados en una sala de juntas suelen alimentar la neurosis colectiva, la de la sala, variaciones de estilo y forma, comportamientos variopintos, que divierten o enfurecen.

Ahora que decido sentarme a escribir me doy cuenta de que la memoria y los recuerdos se van, huyen, a veces los atrapo con mis palabras, pero no se mantienen fieles a la realidad. Me parece incluso que lo más profundo que sentimos o lo más intenso que llegamos a vivir, puede desvanecerse, pierde fuerza con el paso del tiempo, puede convertirse en vacío. Como estoy divagando, también me doy cuenta de que todos creemos que somos buenas personas. Pero quizá eso no es posible, tal vez intentamos serlo, pero tampoco todos. Cada ser tiene su existencia particular, esa que ahora hay que enfrentar.

Por lo visto el café del jueves y la limonada fría de hoy han traído ideas deshilvanadas... mucho me cuesta articular. Sin embargo, mover mi cuerpo y conectarme con mi respiración en el ascenso, cuando soy mi yo de las cuestas empinadas, trae coherencia al pensamiento. Será quizá porque encuentro felicidad en la montaña. A veces me elevo, lo cuestiono todo en mi mente y creo que emprendo un viaje cósmico a mi interior. Regreso con aprendizajes muy profundos que se me olvidan en breve, pero que me permiten salir victoriosa. Las palabras también me ponen feliz, a veces me incomodan e inquietan, pero así también me gustan. Como los silencios, las ideas, esas que un día son y al otro dejan de serlo, se transforman, como me he transformado yo.


Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―