Algo parecido a la vida

A veces amanezco con ojos opacos y poco saludables, los de hoy quizá obedecen a las pocas horas de sueño o a la pesadilla de anoche. En medio de mi cena con velitas y copa de vino, todo ubicado perfectamente, un monstruo espeluznante entró y mi cuerpo se alteró. Parece que se oían palabras que traían a escena muertes, asesinatos, atentados, secuestros, crueldad. Siguieron instantes en los que todo se confundía. Algunos en los que la presencia del monstruo me hacía más fuerte y valiente. Otros en los que me desvanecía, casi hasta el desmayo. No sé la razón del vino, parece que estaba sola, pero no bebo sin compañía. Ignoro todavía más la razón de la visita del monstruo. Fue un cuadro grotesco, aunque no recuerdo mucho, solo las sensaciones con las que desperté, me sentí víctima de un poder y una crueldad incomparables, pero no vi en realidad de qué se trataba. Me gusta dormir y desconectar, despertar y tener la sensación de resucitar; o soñar bonito, a color, pero tanta actividad neuronal anoche para semejante distopía onírica no me gusta nada.

A veces tengo pensamientos absolutamente triviales, intrascendentes o inapropiados. En momentos inoportunos, cuando alguien se toma en serio cualquier asunto, se me ocurre frivolizar. Me divierto imaginando escenas, esas en las que la distancia entre lo que se espera y lo que en realidad sucede es abismal. La vida se disfruta mucho más sin tomarse tan en serio, casi siempre.

La felicidad es efímera, claro, pero por acá conservo instantes felices que me sirven cuando la alegría se desvanece. No pasa con frecuencia, por fortuna, creo que a esta altura ya asumo muchas cosas y disfruto lo sencillo y lo cotidiano de la vida, son mis placeres y me entrego a ellos. Aunque también noto que dedico mucho tiempo a deseos o sueños, pero aunque sean inalcanzables, creo que me gusta, me dan vida. Imagino posibilidades absurdas, destinos lejanos a los que no llegaré, pero me asomo de alguna manera a ellos, habito en lugares fantasiosos, no es más que una probabilidad ilusoria, nadie lo impide, yo lo aprovecho. 

Bonus. Anoche vimos El Método.  Me gustaron mucho las actuaciones y los diálogos ligeros, pero con algún fondo. Un estilo de vida trepidante, la interrupción de las pantallas, enorme competitividad laboral en medio de la gran revolución tecnológica, con Arturito incluido. Cinco actores estupendos nos regalaron una noche de teatro que nos permitó reír largamente.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―