No planear demasiado

El despertar de hotel coincide siempre con mi ilusión por el desayuno. Ir en su búsqueda e imaginar las posibilidades infinitas me hace feliz. Hacer recorrido playero antes de sentarnos a la mesa también me entusiasma. Oír el mar, sentir la brisa y caminar en la arena es mi forma ideal de empezar el día cuando estamos por acá. Probar de un lado y otro, porciones pequeñas, pero muy variadas. Algunas tazas de café y hacer sobremesa extendida.  Disfruto así el lunes costero, una pausa en este mes veraniego y vacacional. Pasamos un bonito día; una jornada de pasear mucho, disfrutar de pequeñas cosas y de unos ratitos maravillosos de sol intenso. 









Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―