Visita

Ayer me visitó un pájaro. Revoloteó en el balcón como si lo conociera de siempre. No chocó. Me miró. Me miró más. Salió. Voló.  Y me quede ahí embobada un buen rato. Pensando de dónde había salido. A dónde iría. A veces pienso que me mandan saludos celestiales. Quizá solo fue un instante, repentino y azaroso, se esfumó tal como apareció. Un pequeño milagro.



Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―