Tranquilito, sin sobresaltos

Fin de semana de spa, de reencuentro fugaz, pero alegre y revitalizante, y de campo. Cuando quiero olvidarme de las próximas elecciones, de la guerra, del calentamiento global, de la inflación que no cesa, me sumerjo en exploraciones rurales que me llenan de inmenso placer. Esta vez anduve en el bosque, en medio de hongos de todos los tamaños y colores, bajo la neblina que suavemente acariciaba y una llovizna que no se decidía, también en soledad, como casi en todos los ascensos. Los días de verde y en familia son los mejores... dan tregua a esta realidad salida de control.  Además, con cada vez menos certezas, está bien que al menos siga ocurriendo que caminando, dando pasos rápidos y no tanto, se alejen las preocupaciones.





Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―