Vista atrás

Pese a las restricciones y los miedos en un año vertiginoso que siguió siendo atípico, hubo tiempo para escapadas, pocas, pero salvadoras:

Al mar, Pacífico y Caribe

A recorrer las montañas, exuberante páramo e imponentes rocas de la cordillera

A pasear por ciudades, del trópico y metrópolis

A caminar pueblos, empedrados y coloniales 


La suerte del verde y de las olas golpeando en las rocas alivian el cansancio y me animan a no dejar de explorar. Las flores con sus colores y sus texturas me siguen cautivando y ver cómo, en medio de la sequedad, algunas insisten en levantarse, me reconforta.








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