Otras más

De aquellos días de aire libre, en medio de los vientos tropicales, quedaron más imágenes que ya son recuerdo. Mañanas de mar, de respirar calor y entretenernos con los granos de arena; puestas de sol, doradas algunas, llenas de matices y sentimientos.  Los colores de puertas, balcones y ventanas en la ciudad amurallada, entretención y dulce para nuestra mirada, cuando teníamos suerte y no estaban todos posando frente a ellas. La vitalidad, el empuje, las ganas de llegar de los locales cuando empezaba el día, listos para una jornada más. La calma, sentir cómo regresaba la paz cuando se alejaban aquellos que insistían en demostrarnos la poca calidad de sus gustos musicales. La compañía, lo mejor, insuperable. 21 años después seguimos por acá disfrutando nuestra existencia en conjunto, los silencios y las conversaciones, las risas casuales, nuestro propio lenguaje y forma de ver, entender y disfrutar el mundo.
 









 

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―