Fragmentos

Innecesario. Escribo informes, documento avances, formulo proyectos, pero lo que me gusta realmente es escribir cosas poco necesarias para los demás, pero indispensables para mí, mis historias, por ejemplo.

Contener emociones primitivas. Controlar impulsos. Aparento tener absoluto control sobre mí misma con éxito, algunas veces porque así es, otras porque es lo único que me permito y otras más porque las clases de teatro de algo sirvieron.

Praderas, montañas, bosques y músculos. En los recorridos repletos de ciclistas me entretiene ver músculos definidos con precisión. No quiero tener compañía en mis caminatas, me temo que prefiero la soledad del camino, pero a veces los encuentro y van tan despacio porque el ascenso es empinado, que pierdo la concentración en el paisaje y me detengo a verlos pedalear, a dejar que avancen y se alejen un tanto antes de seguir, otras veces cambio el rumbo.

Ligereza. A veces quisiera no tener demasiadas noticias del mundo... vivir ligera.

Rodearse de naturaleza alivia el alma. Primero estaba asustada, bueno, aún sigo asustada, pero quizá un tanto menos o simplemente acostumbrada. Los primeros meses pandémicos entramos en una especie de letargo, después pudimos movernos al campo y definitivamente hay más vida por vivir.

Alegría. Entre caminatas y caminatas y algunos momentos de atención plena que logro cuando los colibrís se acercan a las plantas que están a la vista, la alegría y la curiosidad se apoderan de mí.





Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―