Alzar el vuelo

Después de más de un año silvestre cómo será aquello de regresar a la civilización, a la rutina de la ciudad, con sus sonidos estruendosos y su tráfico del mal, saturada de autos y de asfalto, repleta de tantas cosas innecesarias y carente de muchas que ahora considero vitales. Abandonar este remanso de paz me arruga el corazón, pero nos vamos preparando… Empezaré quizá por dejar de lado la copa de vino del medio día.  De momento, seguir disfrutando que todavía nos quedan unas semanas de lujo.



Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―